Muy buenos días, amigos/as:
Hoy, domingo de Corpus Christi (aunque su festividad fuese el pasado jueves), "A Tu Imagen y Semejanza" se viste de gala, como no podía ser de otra manera, para la celebración de este día tan hermoso.
Y estrenando aspecto y color, os presento la última de mis obras concluidas. Se trata de "Se Busca. Recompensa el Cielo", escultura en medio-alto relieve realizada en terracota texturizada y patinada con pigmentos naturales y veladuras al óleo en las zonas del borde oscuro y el pergamino que contiene la Santa Faz del Señor, aplicación de dorado metálico patinado para los cuatro clavos, y policromía al óleo con aplicación de pestañas de pelo natural y gotas de sangre de cristal. Sus medidas son de 29 x 41 centímetros.
En esta obra, he querido reflejar dos términos: uno, mi personal e interior búsqueda de Cristo, quien sigue esperándonos en todos los lugares y todos los corazones del mundo, especialmente en el Sagrario Eucarístico, donde está presente; por otro lado, el abandono que viene sufriendo, especialmente en estos últimos tiempos en los que el laicismo, tristemente, parece haber ganado bastante terreno, estando el pergamino roto y en alguno de sus puntos casi suelto de los clavos con los que se encuentra fijado a una pared negra: el desprecio del mundo a su Creador.
Por ello su mirada queda baja, sufriente y llorosa...y el Rostro del Salvador, aun mostrándose sobre un fondo negro, un pergamino roto, sucio y ajado, síntoma de este abandono, queda reflejado a su vez con toda claridad y majestad, como Cordero Místico, el cual nos sigue amando y animando en nuestro peregrinar "... por este valle de lágrimas...". Y más allá de él.
Multitud de gotas de sangre recorren su rostro y su frente, ceñida fuertemente por una corona de espinas de doble ramaje muy grueso, que alude igualmente a la Eucaristía y su entrega en la Cruz; por el mismo motivo, el pómulo y el ojo derecho quedan amoratados, reflejo de la Pasión. Los clavos también son referencia a la Crucifixión, en número de cuatro, según la visión de Santa Brígida de Suecia.
Esta obra tiene, además, un especial significado para mí. Todo viene de mi infancia, ya que un familiar de mi madre tenía un taller de carpintería metálica, y recuerdo que allí tenía un dibujo puesto en la pared, ya bastante ajado por los años, cuyo motivo era el rostro de Cristo. Ponía debajo: "Se Busca. Recompensa: la Eternidad". Años después, quise reflejar ese bonito recuerdo en la materia tangible, tanto físicamente como espiritualmente.
Hasta aquí, la entrada de hoy. Me despido con tres fotografías que muestran desde el boceto a grafito hasta la consecución final de la obra, pasando por el modelado después de cocido. Que Dios os Bendiga y Su Bendita Madre os proteja siempre, y cómo no, desearos un feliz domingo de Corpus Christi. Un abrazo, y muchas gracias por visitarme.