Muy buenas tardes, amigos y amigas:
Esta tarde os traigo un trabajo del cual guardo gratos recuerdos de mi época de estudiante en Granada. Se trata de una restauración de un Cristo de sobremesa, con calvario tallado, del siglo XVIII-XIX, realizado en madera de pino policromada. Su tamaño es de aproximadamente 35-40 cm, y fue realizado en 2.008. Lo tuve un tiempo en este blog... pero un pequeño accidente hizo desaparecer muchos de los trabajos que tenía aquí puestos, y bueno, voy subiéndolos poco a poco, cada vez que tengo ocasión, intercalándolos con trabajos recientes.
Estado inicial
Se apreciaba suciedad en la capa pictórica, fruto de la manipulación sin las medidas oportunas, y todo el barniz protector oxidado; pérdidas de policromía puntuales, aunque en el paño de pureza estaba prácticamente desaparecida. Los brazos se encontraban desencolados del cuerpo al igual que la cruz, que estaba desensamblada, con muchas pérdidas de la preparación y la capa pictorica, el patibulum a punto de desprenderse; también tenía movimiento en la base del calvario. Los clavos, de plata, estaban oxidados y atascados,
Proceso de intervención
La primera acción a tomar era la de desmontar al Cristo de la cruz. Pero... existía la problemática de que los clavos estaban totalmente atascados, con mucho óxido acumulado: tanto es así que no se distinguían del color de la cruz. Para quitar las tuercas, empleé un remedio casero que consistió en impregnar de cierto refresco tanto la tuerca como todo el paso de los tornillos, ya que ni siquiera un limpiador de joyería fue capaz de eliminar toda esta suciedad. Al limpiarlos, descubrí que no eran de latón o hierro: eran de plata.
Después, al retirar la imagen de la cruz, procedí al desmontaje de todas y cada una de las piezas.
Como se puede apreciar, toda la policromia estaba muy ennegrecida, con el barniz oxidado -como dijimos anteriormente- y alguna zona con levantamientos de la capa pictórica, aparte las pérdidas halladas. Procedí a eliminar toda la suciedad mediante proceso mecánico a base de punta de bisturí; posteriormente, fijé los brazos y los puntos que corrían peligro de desprenderse y apliqué tratamiento curativo/preventivo anticarcoma; finalmente, reintegré todas las pérdidas pictóricas y patiné muy suavemente para dar uniformidad al acabado.
Para la cruz, retiré ambas piezas y volví a unir mediante cola polivinílica y presión; en la parte de abajo fue necesaria la introducción de una espiga de madera de haya encolada por la parte trasera de la cruz, para así evitar el movimiento que tenía la cruz en su parte baja. Se aplicó un tratamiento curativo/preventivo anticarcoma, se nivelaron todas las pérdidas del estucado con aparejo compuesto de cola animal y sulfato de calcio, y se reintegró la policromía. Después, se patinó todo el conjunto.
Un pequeño detalle fue la realización de una cuerda y un "Titulus" o "Inri" en pasta de modelar, los cuales se policromaron e imitaron a antiguo.
Aspecto final
Llegados a este punto, se aplicó una protección final de barniz satinado en spray a toda la obra. El resultado fue éste:
Fue la primera pieza que restauré en Granada, y me trae muchos y muy buenos recuerdos de aquella época. Tenía que volver a publicarla.
Espero que esta nueva entrada sea de vuestro agrado. Un abrazo muy grande, y que DIOS os Bendiga y Su Bendita Madre os Proteja e Ilumine por siempre. ¡Hasta pronto!y, como siempre, muchas gracias por vuestras visitas.