Os presento una de las restauraciones que más orgulloso me siento de haber realizado tanto por el resultado final como por el excelente trato personal y el cariño recibidos. Quisiera desde aquí agradecérselo públicamente a los propietarios de la imagen, cuya actitud hacia mí fue impecable.
Lamentablemente, su originaria dueña no se encuentra ya entre nosotros. Aún así creo que es obligado hacerlo de una manera especial a ella porque desde donde está, que muy seguramente será el Cielo, me estará leyendo; así que, de corazón, GRACIAS. Dios te Bendiga y Guarde allá donde te encuentras.
Lamentablemente, su originaria dueña no se encuentra ya entre nosotros. Aún así creo que es obligado hacerlo de una manera especial a ella porque desde donde está, que muy seguramente será el Cielo, me estará leyendo; así que, de corazón, GRACIAS. Dios te Bendiga y Guarde allá donde te encuentras.
Este trabajo se llevó a cabo en verano de 2.007, justo en la época de estar preparándome para mi traslado a la ciudad de Granada para proseguir y ampliar mis estudios artísticos en su Escuela de Artes y Oficios.
1-. Descripción.
Se trata de una imagen realizada en madera de pino de Flandes, tallada y policromada al óleo por el imaginero sevillado D. Alfredo Muñoz Arcos, quien la ejecutó en el año 1.944 según rezaba la firma hallada en el pecho de la obra, y que no fue posible rescatarla para incluirla en el nuevo cuerpo.
De candelero para vestir, posee brazos articulados de galleta, realizados en madera de pino. Mide 80 cm de altura aproximadamente.
De candelero para vestir, posee brazos articulados de galleta, realizados en madera de pino. Mide 80 cm de altura aproximadamente.
La expresión de la imagen muestra un dolor profundo, el cual queda subrayado por un rictus muy marcado y una policromía en tonos ocres, muy alejada de la tipología de carnaciones tostadas y la suavidad en el rostro tan comunes en la escuela hispalense actualmente. Cinco lágrimas de cristal recorren sus mejillas, quedando la mirada enmarcada por sendas pestañas de pelo natural.
2-. Estado inicial.
Como se puede apreciar, la imagen se encontraba en un muy lamentable estado de conservación, con un cierto grado de suciedad, grasa, restos de barniz oxidado en la cara que en su día realizaban la función de regueros para las lágrimas, desencolados repartidos por todo el cuerpo, desensamblados en la zona del busto, numerosos elementos metálicos en su interior, grandes pérdidas de la preparación y la capa pictórica, y finalmente, pérdida del juego de pestañas y lágrimas, según existieron restos de adhesivo donde se encontraban originalmente.
3-. Proceso de Intervención.
a) Consolidado previo del estuco de la imagen.
b) Se llevó a cabo una limpieza química de cabeza y manos, para eliminar la grasa producto de la manipulación humana y polvo acumulado, a base de hisopo de algodón impregnado de agua destilada y jabón neutro (p.h. 5.5). En el rostro, se usó white spirit para reblandecer los restos de barniz oxidado, siendo retirados a punta de bisturí (limpieza mecánica).
c) Retirada de varios elementos metálicos que unían la cabeza al tronco, en especial un gran clavo de unas dimensiones y grosor considerables, el cual resultó muy complicado de extraer, resanándose posteriormente la madera afectada por el óxido con pasta de madera. También en este momento se eliminó el antiguo perno metálico para la corona, el cual no fue repuesto.
d) Al resultar inservibles tanto las articulaciones como el busto y el candelero, se ejecutaron de nueva factura estudiando las proporciones de la imagen, ya que el anterior busto quedaba desproporcionado. Estas piezas son de pino de flandes tanto para el busco como para el candelero, y un nuevo juego de articulaciones en madera de haya.
e) Ensamblado de la mascarilla a la cabeza, ya que al llegar al taller se desprendió totalmente. Se intervino en ella con la reconstrucción de la barbilla con pasta de madera, ya que la original se encontraba realizada en emplaste de estuco.
f) También se ensambló la cabeza en el nuevo busto mediante una espiga de madera curada, de características afines al soporte original. En esta fase quedó cerrado con pasta de madera el agujero del antiguo perno.
g) Entelado de todas las juntas, con lino y cola de huesos.
h) Añadido de pasta de madera para dar mayor largura al cuello, que se encontraba muy corto de proporciones.
i) Para las manos, se colocaron sendas espigas que permitiesen la rotación de las mismas, retirándose las puntas metálicas que servían para tal efecto.
j) Estucado, nivelado y enrasado de todas las pérdidas con un aparejo tradicional compatible de cola de conejo y sulfato de calcio.
k) Se actuó en las zonas que habían perdido la capa pictórica exclusivamente; esta reintegración cromática se completó con veladuras al óleo que imitaban lo máximo posible la tonalidad original, ya que se trata de una imagen de culto privado. Con ello, fueron recuperados los antiguos frescores que se apreciaban de una manera muy tenue en la encarnadura.
l) Nuevo juego de postizos: pestañas de pelo natural y cinco lágrimas de cristal que se colocaron en los sitios donde originalmente iban las antiguas. Si bien el tamaño de las lágrimas es algo más grande de lo que debiera, se hizo para una mejor apreciación de las mismas por parte de su propietaria, ya muy mayor y con problemas de visión.
m) Protección final, con varias capas de barniz satinado. Para los ojos, una vez la imagen estaba lista, se aplicó un leve toque de barniz brillante para devolver la acuosidad perdida.
4-. Estado final.
Aparte de la restauración de la imagen, se confeccionó una nueva vestimenta en terciopelo burdeos con aplicación plateada, siendo obra y donación de mi madre, Mercedes Escabias; al igual que una pequeña corona de espinas del natural para que la Virgen la portase entre sus manos, trenzada por mí.
(no es que le quedase corta la manga, sino que la remangué para que se pudiese apreciar una de las nuevas articulaciones, jejeje)
Espero que este trabajo que os presento haya sido de vuestro agrado, yo verdaderamente disfruté y aprendí mucho con esta imagen, y la recuerdo con un especial cariño. Ojalá algún día, cuando le fuera necesario, volviese a mis manos.
Muchas gracias por pasar de nuevo a visitarme. Un abrazo muy grande, que Dios os Bendiga y Su Madre Santísima os Guíe y Guarde.