¡Salve, María!¡Gloria a Dios!
Muy buenas tardes, amig@s:
Después de un período de aparente inactividad, vuelvo con energías renovadas y nuevos trabajos que mostraros en este blog que espero sigáis considerando como vuestro rincón, donde poder meditar y contemplar cada obra que sale de mis manos, y cómo no, de mi propio corazón.
En esta ocasión, presento la conclusión de "El Cielo de mi tierra", una obra realizada en terracota roja dorada y policromada al óleo con apliques de cristal, de medidas 26 x 53 cm, que os presentaba el pasado año 2.014. En ella, reflejo una alegoría que he realizado, con todo el cariño, a mi tierra, Jaén, conocida desde antiguo como "la ciudad del Santo Reino" por albergar en nuestra maravillosa Catedral la reliquia del Santo Rostro, la cual se decía era el paño que reflejaba el Verdadero Rostro de Nuestro Señor Jesucristo.
En ella, como decía anteriormente, reflejo el cielo de Jaén, ciudad donde se guarda la sagrada reliquia por la que comenzó la vida cristiana, reinando desde las alturas, dispuesta entre nubes, iluminada por un haz de luz y acompañada por tres querubines pasionistas.
El paño donde se muestra el Santo Rostro sirve como dosel, como clámide de Pasión a la que alude, como capa de un Rey. En su haber, el blanco de la pureza de Cristo, y el morado que hace doble alusión a las contusiones sufridas por el Señor durante la Pasión y, por supuesto, a la bandera morada de mi Jaén.
Queda sostenido por la boca de un querubín, rebosante de paz: el ser privilegiado que ha conocido a Dios y que no necesita nada más, obedeciendo a las palabras de Santa Teresa de Jesús: [...] Quien a Dios tiene, nada le falta; sólo Dios basta [...]". Porta los tres clavos de la Crucifixión de Cristo.
Tras la tela, dos cintas con las inscripciones "Vero" e "Icon", lo cual nos indica que es en Jaén, por tradición, donde se conserva la Verónica, o sea, el Verdadero Rostro del Salvador.
El querubín de la derecha, sostiene otra cinta con las iniciales I.N.R.I: "Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum" (Jesús Nazareno, Rey de los Judíos), lo cual también nos lleva a la Pasión, y a la meta final del castigo, la Muerte de Cristo en la cruz.
Dirige su mirada al Santo Rostro con una expresión que queda entre la alegría de poder contemplar a Dios y el respeto y la emoción que ello le produce.
El tercer y último querubín se nos muestra compungido ante el dolor y el sufrimiento que Nuestro Señor ha padecido durante Su Pasión y Muerte; por ello su mirada se vuelve tan intensa, casi desencajada, muy fija y expresiva. Porta las tenazas que sirvieron para sacar los clavos de las extremidades de Jesucristo al bajar su Cuerpo de la cruz, aunque de forma insegura, dejando caer la herramienta.
Este es un trabajo que realicé, primeramente, como idea- boceto sobre el papel allá por el año 2.010, sencillamente para poder llevarla a cabo en algún momento... la materialicé en 2.014, y la he finalizado en fechas escasas. Sin más, deseo que este trabajo, felizmente concluido, sea de vuestro agrado. Me despido de vosotros con una serie de fotografías del proceso de realización, desde el dibujo previo hasta su aspecto final, pasando por cada una de las fases del encaje y modelado.
Muchas gracias de nuevo por pasar a visitarme. Que Dios os bendiga y Su Bendita Madre os proteja por siempre.
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